
El penúltimo día de enero, cuyo año prefiero no mencionar, nació la criatura más extraña de este planeta. Llegó cubierta en una salsa de chocolate que le regaló su madre y una enorme sonrisa.
Mientras las enfermeras la limpiaban, notaron que tras esa envoltura se encontraba una pequeña de fino color blanco, manos largas, cabellos de dorado color y lo más curioso, era una zapatilla "all star" que sostenía en su mano izquierda.
Sus padres, extrañados, le hicieron todos los análisis posibles pero ningún diagnóstico era suficiente. Todos decían que era normal y que con los años dejaría de lado esa zapatilla.
Los días pasaron y esa pequeña rubiecita tuvo un nombre. Sus padres, quisieron presentarla ante la sociedad como Pamela, que si bien puede significar sombrero de paja en algunos diccionarios, para ella fue un nombre muy apropiado.
Los años pasaban y la muchacha no comprendía el rumbo que debía tomar. Los números quisieron conquistarla, pero no hubo compatibilidad, así mismo sucedió con los hitos históricos que la aburrieron porque sólo le reclamaban que no recordaba las fechas importantes y para qué decir de la ciencia. No hubo química.
Ninguno pudo robar su corazón y la joven muchacha comenzaba a pensar que no tenía a quien amar.
Una vez q ue cumplió la mayoría de edad, se sintió atraída de un ente llamado "psicopedagogía", y luego de tres años junto a él se dio cuenta de lo celoso y aprensivo que podía ser, por lo que decidió terminar esa relación tortuosa.
Un día en que ya no podía más, empezó a desahogar sus sentimientos, vivencias y demases en una bitácora virtual que rápidamente se convertiría en palabras, párrafos y miles de historias.
Por medio de este mismo, conoció a un ser muy particular. Era un tipo desordenado, muy divertido, inteligente, pero extrañamente le faltaba una zapatilla dentro de su vestuario. Su nombre era publicidad, y a medida que la muchacha lo conocía se sentía cada vez más importante.
Tuvieron una linda conexión, pasaban largas horas conversando, queriendo saber del otro, complementándose mutuamente y comenzando a sentir algo que jamás habían sentido. Fue entonces cuando Pamela le regaló la zapatilla que hasta ahora no tenía ningún significado especial.
Desde ese día, no se separaron más y hoy en día, llevan una relación de dos años, y si todo sale como lo planeado, pretenden casarse en dos años más.